Cultivar tus actitudes no es tan fácil como plantar unas semillas a tierra y esperar a que crezcan. Sin embargo, hay siete detalles, que si los cuidas, te harán la tarea más fácil.
1. Busca los rayos del sol
Luego de preguntarte cuáles actitudes te conviene mejorar, escoge aquella en la que tengas mayor posibilidad de desarrollo. En otras palabras, escoge bien la semilla a plantar en tu huerto y asegúrate de que tenga buena iluminación ya que no se puede trabajar en todo al mismo tiempo.
Poca oportunidad de mejora no permitirá el crecimiento y, demasiada, puede quemar tus mejores intenciones.
2. Macetas con huecos y altura
Una actitud es como una planta: tiene una parte visible y otra escondida. Al escoger el macetero en que la vas a sembrar debes asegurarte de que, al regarla, el agua pueda correr y sus raíces crecer.
Como el grado de dificultad para hacer de una actitud un hábito es variable, debes encontrarte en el momento adecuado a la hora de sembrarla ya que no todas tienen la misma raíz ni crecen de la misma forma.
3. Piensa en la tierra
No bastará únicamente con tener la mejor intención del mundo. Las actitudes, al igual que las plantas, necesitan de una cama rica en nutrientes, un sustrato abonado con oportunidades que sean positivas y te permitan aprender, ser y crecer, cada una con sus características particulares y en sus momentos específicos.
Un sustrato sin valores en concordancia con el ecosistema puede arruinar tu huerto por completo.
4. ¿Semillas o brotes?
Si quieres ver resultados más rápidos, puedes enfocarte en seguir perfeccionando una actitud que ya poseas. Solo recuerda no estropear sus raíces, ampliar tus pensamientos para darle espacio, ajustar los nutrientes que va a necesitar y regarla profusamente.
5. Agua…
No todas las actitudes requieren de la misma cantidad de esfuerzo ni se las puede regar de la misma forma. Unas precisan que se les rocíe las hojas y otras que solo se rieguen las raíces.
Otro punto a tener en cuenta es nuestro estado de ánimo ya que, dependiendo del nivel de serenidad y sosiego en nuestro entorno, deberemos ajustar la cantidad de riego para evitar secar o ahogar el ambiente en el que habita.
6. …y comida
No solo a punta de esfuerzo mejoran nuestras actitudes. Al igual que las plantas, necesitan fertilizantes.
Principios, propósito y balance son los tres compuestos con los que debemos fertilizar nuestro sustrato social para que nuestras actitudes se alimenten y se conviertan en hábitos sanos.
7. Conoce tus amigos y enemigos
Nuestras actitudes serán puestas a prueba. Al igual que las plantas, tendrán visitantes. Todo es cuestión de saber detectar a tiempo si se trata de amigos o enemigos.
Los comportamientos parásitos de algunos de ellos son una mala pero clara señal ya que pueden acabar con tu huerto personal. Otros, con propiedades insecticidas naturales, serán tus mejores aliados.
Ya recapitulando, somos un huerto casero. Piensa en lo que quieres sembrar, empieza con lo que más te interese para aumentar la probabilidad de perseverar en el cultivo de tus actitudes y disfruta del verdor en tu renovado espacio interior.
AUTOR: Sustancia Infinita | adaptación del contexto del artículo “7 claves para empezar un huerto en casa (incluso si tienes poco espacio)”
FUENTE: BBC Mundo