En medio del brillo y las esperanzas de la era digital, es fácil olvidar que el tradicional deseo humano es tan esencial como siempre para alcanzar las metas empresariales. Las personas intrínsecamente buscan la alegría, y esta conecta a las personas en forma más poderosa que casi cualquier otra experiencia humana.
En cualquier entorno, la alegría surge de una combinación de elementos:
⦿ Armonía: En los equipos ganadores, cada jugador tiene un rol para alcanzar esa meta. Cuando las diversas habilidades y fortalezas de los integrantes se complementan, se siente grandioso.
⦿ Impacto: La armonía del equipo lleva a tener impacto, lo que a su vez impulsa la alegría. Incluso si el resultado es una sola jugada sublime, la alegría de cada integrante se eleva.
⦿ Reconocimiento: Los entrenadores instruyen a sus jugadores para que, cuando anoten, señalen a los compañeros que crearon la oportunidad de anotación. Reconocer las contribuciones de cada jugador y apoyarse entre sí impulsa el ciclo de alegría-éxito-alegría.
Si la permitimos, la alegría puede tener tanta influencia práctica como la tecnología. Ambas son necesarias para mantener la cohesión que ayuda a las grandes organizaciones a comunicarse y adaptarse con agilidad. La base es una cultura dedicada a la armonía, el impacto y el reconocimiento.
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En cualquier entorno grupal, al brindarle a las personas más experiencias que generen alegría, los líderes pueden aprovechar más el poder práctico de esta en sus empresas.
Para probar esta premisa, A.T. Kearney realizó una encuesta en diciembre del 2018 que exploró las experiencias de la gente en lugares de trabajo a lo largo de América, Europa, el medio oriente, África y la región Asia-Pacífico. La muestra incluyó más de 500 empleados de diversas industrias y edades en compañías con más de $2 mil millones de dólares en ingresos anuales.
Primero le preguntamos a los encuestados qué tanto experimentaban alegría en el lugar de trabajo. Luego les pedimos que calificaran qué tan bien una serie de declaraciones reflejaban su experiencia profesional, de forma que pudiéramos evaluar si es que esas variables se correlacionaban con el sentir alegría en el trabajo.
Los empleados que reportaron sentir más alegría en el trabajo coincidieron con declaraciones como «mi rol es crítico para el éxito del equipo» y «los colegas reconocen la contribución de los demás al éxito del equipo» mucho más frecuentemente que los empleados que dijeron sentir menos alegría en el trabajo. Los empleados que creían que su «compañía hace una contribución social positiva» y que se sintieron «personalmente comprometidos a lograr la visión y estrategia de la compañía» fueron quienes experimentaron más alegría en el trabajo.
Aunque casi el 90% de los encuestados dijeron que esperaban experimentar un nivel substancial de alegría en el trabajo, sólo el 37% reportaron que esa era su experiencia actual. Esta «brecha de alegría» no estuvo confinada a un grupo generacional.
AUTOR: Alex Liu
FUENTE: Harvard Business Review