El significado de las habilidades blandas es generalmente motivo de confusión y en muchos casos de total desconocimiento. Igualmente, la importancia de dichas habilidades es pasada por alto y constantemente subestimada. No obstante, los estudios, investigaciones y publicaciones sobre el tema han ido en aumento en los últimos años en Europa, Asia, Estados Unidos e inevitablemente, aunque a pasos más lentos, en Latinoamérica. Estos estudios, investigaciones y publicaciones sobre las habilidades blandas han traído de la mano cambios significativos a nivel educativo y profesional en nuestra sociedad.
Las habilidades blandas, mejor conocidas como «soft skills», son los atributos personales, rasgos de personalidad y habilidades de comunicación necesarias para el éxito en nuestras vidas a nivel profesional, social y personal. A diferencia de las habilidades duras o «hard skills», que son aprendidas, las habilidades blandas son similares a las emociones o a la percepción, que ayudan a que algunas personas puedan leer mejor a otras. Claramente las habilidades blandas son más difíciles de aprender, al menos en un sistema de educación tradicional, y por consiguiente más difíciles de medir y evaluar.
Algunas de las habilidades blandas más valoradas son: actitud, comunicación, pensamiento creativo, ética de trabajo, trabajo en equipo, toma de decisiones, positivismo, inteligencia emocional, manejo del tiempo, motivación, flexibilidad, resolución de problemas, pensamiento crítico y resolución de conflictos. El interés por desarrollar estas habilidades ha ido en aumento de manera muy significativa, especialmente por parte de las más grandes compañías del mundo. Dichas empresas se han dado cuenta de que para entrar en una cuarta revolución industrial de manera exitosa y consistente es necesario renovar los procesos de entrenamiento y capacitación de sus colaboradores. Esta renovación entiende que es imprescindible desarrollar y mejorar el lado humano del trabajador y no solo enfocarse en la capacitación a nivel técnico y académico.
Poco a poco, las universidades y escuelas más prestigiosas del mundo han empezado a enseñar habilidades blandas, uniéndose al giro educativo que demanda el futuro laboral y social de este mundo, que implica ir de una preparación meramente académica a una con un mejor equilibrio entre las habilidades blandas y las competencias técnicas.
He aquí un ejemplo claro para tratar de explicar la importancia y necesidad de las habilidades blandas. Imagine que usted es dueño de una pequeña oficina de servicios contables y ya que sus clientes y su carga de trabajo han aumentado, usted necesita contratar a un contador que pueda ayudarle con el trabajo adicional que se ha generado. De entre las hojas de vida que se recibieron, usted decide contratar al candidato «A» por sobre otros candidatos debido a la fortaleza técnica, los conocimientos específicos y las habilidades particulares en el campo de la contabilidad que el candidato presenta. El nuevo empleado de su oficina inicia labores y muestra, de hecho, mucha capacidad técnica en su campo. Al cabo de un tiempo el nuevo empleado empieza a mostrar rasgos de la falta de habilidades blandas; para ser más específicos, el candidato «A» llega a la oficina pasada la hora de entrada, muestra múltiples ausencias en su registro de asistencia, usualmente se muestra de mal humor y le resulta difícil realizar proyectos en equipo. Luego de que estas situaciones han persistido durante algunos meses, usted se ha dado cuenta de que todas las ventajas y atributos técnicos y académicos del candidato «A» han pasado a un segundo plano de importancia para usted y para su empresa y que la prioridad para usted es resolver las situaciones negativas del candidato con respecto a su personalidad y actitud en el trabajo.
El ejemplo previo ilustra la importancia de plantar y cultivar la enseñanza de las habilidades blandas en todos los planos de nuestra vida escolar, laboral, social y personal. La tendencia social y laboral mundial hace énfasis en la importancia del desarrollo simultáneo de la parte blanda (actitudinal, emocional, moral) y dura (competencias técnicas y específicas de un campo profesional) del ser humano, con la finalidad de obtener un desempeño equilibrado y significativo en todas las facetas de nuestro diario vivir.
El proceso de enseñanza y desarrollo de las habilidades blandas conecta en proporción directa con el progreso cultural y social de una comunidad. Los malos hábitos y las prácticas tóxicas que predominan en la mayor parte de la sociedad latinoamericana en el presente pueden ser disminuidos con la aplicación de este componente («soft skills») en nuestros hogares, compañías y sistemas educativos y de gobierno.
AUTOR: Rigoberto Roux
FUENTE: La Estrella de Panamá