Las palomitas de maíz son un alimento popular muy completo que aporta fibra, minerales y vitaminas. Al llegar los españoles a América en 1492, los nativos les regalaron como obsequio unos curiosos collares elaborados con palomitas de maíz. Ya en 1510, cuando Hernán Cortés entró en la ciudad de México, observó que los sacerdotes aztecas portaban unos amuletos formados por tiras de palomitas de maíz.
El maíz, junto con la cebada y el trigo, es un grano originario del continente americano cultivado por los amerindios desde tiempos inmemoriables. En algunas excavaciones arqueológicas, se han encontrado tumbas con miles de años en cuyo interior había restos de palomitas de maíz como parte del ajuar funerario.
Los amerindios eran conocedores del hecho de que todos los granos de maíz no explotan con el calor ya que esto depende de la cantidad de agua de su interior; aproximadamente un 15 por ciento de agua que, al evaporarse, convierte al grano en una blanca y blanda palomita. También sabían que el maíz dulce se debe consumir rápidamente y que el duro es más idóneo para molerlo y hacer harinas y pan.
En 1880 se fabricaron las primeras máquinas para cocinar palomitas pero, al venderse el maíz al por mayor y acabarse secando en los graneros, su uso no prosperó hasta 1907 con la aparición de la primera máquina eléctrica doméstica y en 1929 con el inicio de la depresión económica americana debido al bajo costo del grano.
A principios del siglo XX, el cine mudo era un privilegio de las clases sociales que sabían leer. En 1927 llegó el cine sonoro lo que finalmente permitió la masificación de la industria cinematográfica. Fue Julia Braden, en Missouri, quien tuvo la exitosa idea de que los asistentes disminuirían el estrés que les causaba algunos contenidos, comiendo… ¡palomitas!
COMPETENCIAS:
Bienestar, Sencillez, Tolerancia al estrés laboral.