⦿ No la compra directamente. Pero compra cosas que te llevarán a ella.
Un anuncio de «Euromillones» plantea que la felicidad llega por agregación (un yate de lujo o un viaje a la Polinesia). En realidad, funciona al revés: La conexión dinero-felicidad llega por sustracción, tener dinero te permite eliminar de tu vida aquello que no quieres. Te centras en qué cosas positivas el dinero añadiría (comprar un mejor automóvil) y quizá no las necesitas tanto. Fíjate en qué cosas negativas eliminaría: Quitarte la presión de la hipoteca o tener que reírle las bromas al CEO (sin trabajo, ya no tendrás malos jefes). Te permitirá también delegar las tareas antipáticas como limpiar el baño o gestionar impuestos.
Al final del día, si hay algo que puedes comprar con dinero es tu libertad. Te permite no escuchar [tantas] estupideces y te permite decir lo que piensas en todo momento. Te permite mandar al diablo a cualquiera y hacer lo que te apetezca. Sigue siendo más una cuestión de actitud que de billetera, pero, para solidificarla, minimiza compromisos y ahorra todo lo que puedas. Una frase de Josep Pla, hablando sobre periodismo, expresa: «Ser rico e independiente es muy difícil. Lo que es literalmente inconcebible es ser pobre e independiente». El único lujo es poder decidir.
Con liquidez en el banco compras seguridad y compras tranquilidad, precisamente, olvidándote del dinero. Ya no tendrás que preocuparte por el alquiler y, claro está, desde esa posición de confort será más fácil autorrealizarte. Rafael Chirbes, escritor valenciano, decía que el dinero sirve para comprar inocencia a los descendientes.
Por último, compra algo de tiempo y compra cierto espacio. Cuando nos preguntan el «peor momento del día» la mayoría responde que el trayecto de casa al trabajo y del trabajo a casa. No sé dónde está tu felicidad pero no la encontrarás en hora pico, en medio de un atasco. Aplica lo contrario, tampoco necesitas ser millonario. Un buen control de agenda explica el 80% de mis buenos momentos. Viajar en septiembre, entrar a las 10 a la oficina, visitar el museo a primerísima hora (en lugar de la tarde que es gratis → costo de oportunidad), bloquear una semana para [X]. Encontrarme con gente, como el calor, empeora la percepción de un mismo lugar / evento.
⦿ Tenemos un problema con la definición de felicidad.
¿Qué significa? ¿Qué medimos? ¿Bienestar o propósito? ¿Estar satisfecho con lo que estoy viviendo ahora o estar orgulloso de mi vida vivida? ¿Y si estoy hoy mal pero tengo grandes sueños? ¿Y si después no se cumplen? ¿Y si disfruto de una vida tranquila pero no encuentro razón a la existencia humana? Me preguntas si soy feliz. Bien, cierto es que ahora me lo estoy pasando bien, pero después quién sabe. ¿Qué declaro entonces? Que no puedo responder tu pregunta.
Teoría: La dimensión temporal de la felicidad con tres tiempos:
Pasado (recuerdos), presente (experiencias), futuro (expectativas).
Deberíamos consumir felicidad de cada una de las tres dimensiones, repartirla. Ojo: puedes ser feliz en el pasado / futuro y miserable en el presente. Es peligroso vivir demasiado de recuerdos y expectativas. Yo priorizaría experiencias. La pregunta interesante aquí es: ¿cuál es la distribución óptima de cartera? Es demasiado abstracto todo, pero yo, si pudiera ajustarlo, iría con un 10–80–10.
¿Por qué son felices los niños? No tienen planes de futuro, no sienten presión por alcanzar nuevas (e interminables) metas. El ayer es pasado, su vida son las aventuras del día. No son conscientes del factor tiempo, que transcurre despacio, desaparece la sensación de estar desperdiciando la vida en [X].
Resumen del hombre moderno: la búsqueda activa de la felicidad como causa principal de depresión. Antídoto contra la sociedad ultraproductiva: hacer más cosas sin que exista un motivo. Los americanos utilizan el verbo to tinker para describir la acción de reparar algo sin mucha idea. Como haría un niño, de forma inconexa, probando diferentes piezas. Sin un plan, sin un porqué.
Conexión con nuestro viejo amigo el flâneur, el paseante sin rumbo ni objetivo, moviéndose por sensaciones, abierto a las vicisitudes que salían al encuentro. Ya no tanto para beneficiarse de opcionalidad, sino para, simplemente, ser feliz. El flâneur vive el momento, sin melancolía ni deseos.
⦿ Utilidad marginal decreciente. Otra vez.
En euros. De 0 a 20.000 gran impacto, de 20.000 a 40.000 mucho menor y a partir de 40.000 la curva es plana. Los primeros euros cambian (exponencialmente) una vida. Después, menos de lo que crees. Tu día es más parecido al de <span style="color: #ff6600"><strong>Warren Buffett</strong></span> que al de un pobre de la India. Lo decía el mismo Buffett: «Tengo un televisor más grande para ver el mismo partido de baloncesto». Es binario: El acceso a un televisor marca la diferencia, no su tamaño. A partir de aquí, las cosas son insignificantes y marginales: te regalo la comodidad y puntualidad de su jet privado, prefiero la seguridad extra que me ofrece la aviación comercial.
En nuestra imaginación ser millonario parece ser la hostia. Todo parece indicar (¡no puedo confirmarlo!) que no genera felicidad de forma constante. Un Lamborghini impresiona. Los primeros días. Después te acostumbras. Como con todo en la vida, al final te cansas.
Si lo llevamos al extremo: No ahorres de joven, gástatelo todo. Utilidad brutal de un tren con 18 años. Sin tantos prejuicios y con menos obligaciones, maximizas un retorno de 1.000 EUR con aventuras caóticas en Amsterdam, París y Roma. Son recuerdos que permanecerán en ti toda una vida. Después, con 40 años y ya sin espíritu explorador, contratas paquetes turísticos de 5.000 EUR en circuito cerrado, buscando una fracción de esa felicidad. Sin demasiado éxito.
Y, regresando a la economía, recuerda que nada es gratis. Calcula el costo de oportunidad de ganar ese euro extra. El intercambio: Más tiempo con los tuyos. ¿A qué estás renunciando persiguiendo esa promoción corporativa que te permitiría comprar una segunda residencia? Si no merece la pena, debes vivir con menos. (Revelación: No merece la pena.)
⦿ La compleja relación entre dinero y felicidad.
A nivel individual: ¿Cambia tu felicidad a lo largo de los años? Sí, eres más feliz cuando eres joven y cuando eres viejo. Una hipótesis en las expectativas: Cuando lo esperas todo y cuando no esperas nada. Los niños juegan en otra liga. El mínimo de felicidad está en los 50 años, con hijos adolescentes.
Rendimientos decrecientes: A partir de unos 40.000 EUR anuales ganar un euro extra no genera más felicidad. Depende, claro, del tipo de vida que quieras llevar, pero concéntrate en cubrir tu mínimo. Una vez allí, invierte conservadoramente. Tienes ahora mucho que perder, menos utilidad que ganar.
Entre-países la correlación es clara: Los estados ricos declaran, de media, mayor felicidad que los estados pobres. Con renta per cápita inferior a 10.000 EUR la vida no será fácil, la mayoría no tendrá allí necesidades básicas cubiertas. Incremento marginal decreciente después, ahora a nivel macro: Depende de cada cultura, pero más dinero suele comprar [un poco más de] satisfacción. Aunque no siempre: los ciudadanos mexicanos declaran mayor felicidad que los ciudadanos estadounidenses. Una posible razón está en la sobreoferta. Otra en la resiliencia, que es la capacidad para ajustarnos a todas las circunstancias (positivas y negativas).
Intra-países: Hoy, el porcentaje de estadounidenses que declaran ser «muy felices» es el mismo que el de 1955. Siempre alrededor del 30%. El número no ha cambiado con el enorme progreso tecnológico de los últimos 70 años, con una renta per cápita tres veces más alta. Explicación: Somos felices por comparación, no en términos absolutos. Una competición destructiva en nuestra escala social imaginaria es la de compararte con tu cuñado.
Es complejo operar de forma independiente, somos animales tribales buscando validación de las élites sociales. Leía que en un pueblo en el que tocó la lotería se cambiaron todos el coche. También quienes no ganaron el premio, no querían ser menos que sus vecinos. Vigila, por tanto, tus puntos de referencia. Se puede disfrutar de la vida sin vinos caros, pero tu entorno quizá espera que te ajustes a sus, a veces estúpidas, normas sociales (como no conducir un coche viejo si tienes casa en un buen barrio). Si quieres ser más feliz, cambia los amigos que estén proyectando demasiado éxito. No es una broma.
La regla es sencilla: Si estás preocupado significa que no puedes permitírtelo.
Gastar bien el dinero no es garantía suficiente de satisfacción, pero gastarlo mal siempre te hará infeliz. ¿Por qué (seguramente) tampoco somos más felices que un griego en la playa? Porque el mensaje que te venden es que de ti depende alcanzar la cima de la pirámide. Antes era inalcanzable. Ahora, una posibilidad real. Pero la competición es brutal y, si no salen las cosas, genera frustración. Intentaremos entonces falsearlo, proyectando estatus vía gasto. De un dicho en catalán: Estirar més el brazo que la manga. Si fuerzas esto, tienes todos los números para ser un desgraciado. Porque, por más estatus que compres a crédito, siempre habrá alguien que podrá pagarse una boda mejor, más grande. En el largo plazo todos habrán muerto… menos tú, que seguirás refinanciándote.
Último punto: Asegura un bien únicamente cuando no puedas costear su reparación — ese es el escenario catastrófico que prefieres tener controlado. Tú duermes mejor pero, si la aseguradora presenta beneficios, significa que tu valor estimado es negativo. Traducido, no contrates si puedes cubrir la pérdida (un celular, por ejemplo).
⦿ ¿Cómo gastarte el dinero para ser más feliz?
Ideas de <span style="color: #ff6600"><strong>Kahneman y Tversky</strong></span> siguiendo su función del valor asimétrico:
1. Hay mayor utilidad en comprar cinco cosas pequeñas, antes que una grande.
2. Agrupa las pérdidas y separa las ganancias.
3. Invierte conservadoramente. Si ya eres rico, el primer objetivo es no bajar de categoría. No merece la pena correr demasiados riesgos.
Ideas de Dan Gilbert:
1. Adquiere más experiencias y menos bienes materiales.
2. Imagínate que te apetece comerte una pizza. Fórmula óptima de consumo: pagar ahora y consumir mañana. El peor sistema: los micropagos.
3. Regala mayor utilidad cuando compartas tu dinero con los tuyos. (Importante: No puedes forzarlo, solo funciona si te sale de dentro.)
4. Recuerda que, pase lo que pase, deberás reajustarte para regresar al punto de equilibrio.
Yo no quiero dar consejos, solo cito. Si recibes 5.000 EUR (y no quieres ahorrarlos) deberías gastártelos viajando, nadie podrá quitarte ese buen recuerdo. Las experiencias ofrecen, claramente, el mejor retorno. Un viaje genera felicidad en tres tiempos. Antes: leerte la guía y preparar tu ruta en una cafetería. Durante: paseo en camello. Y después: disfrutar el recuerdo en una fotografía… transcurridos 20 años. Un deportivo no puede ser aquí competitivo. Aunque algunos opinen distinto. Un bien material genera, además, nuevos problemas. Costos extra (mantenimiento, seguro y estacionamiento). Te enojará mucho que se ralle. O la preocupación de que te lo roben, incluso con la alarma en casa. Sufres (en tu imaginación) una posible pérdida.
⦿ Las mejores cosas de la vida son gratis.
Cierto es que el dinero no compra salud. Si estás enfermo puede darte un mejor tratamiento médico pero no siempre más tiempo, que es el recurso más valioso.
El dinero ayuda a vivir mejor pero no te dará un propósito. Tendrás que buscártelo. Y aquí sí que estarás solo. La vida vacía (intuyo) de los RKOI (Rich Kids Of The Internet) o los niños ricos de Internet. Quizá es un comentario sesgado, solo intento convencerme de que prefiero haber nacido en mi familia de clase media. Me fascinó esta encuesta en Twitter. Voté alegría pero estaba autoengañándome. La respuesta, obviamente, era envidia.
I can’t get no (satisfaction). Sufrimos todos de lo mismo: infravaloramos aquello que ya tenemos y sobreestimamos aquello que no tenemos. Un poco de psicología evolutiva: mecanismo diseñado para mantenernos activos, pero que impide que podamos retener las buenas sensaciones, nunca disfrutando de los resultados conseguidos. Olvidamos la victoria al poco tiempo. Nos cansamos de todo por programación natural, los simios insatisfechos buscaron nuevos retos, maximizando así su probabilidad de supervivencia. Llevamos hoy el gen de la infelicidad. Estamos pensando siempre en el siguiente reto.
Es cierto el dicho: «Cuando me va todo bien, me busco nuevos dolores de cabeza». No aceptamos las mejoras en la economía por una razón estúpida: a medida que solucionamos problemas, bajamos el margen de aquello que definimos como problema. El principal problema que le veo yo a esto es que nunca será suficiente.
Educar en la austeridad. En Florencia, mantienen el poder las familias del Renacimiento. Parte de la explicación está en los valores que se transmiten de padres a hijos. Los ricos de verdad no gastan, conducen un Mercedes de hace 20 años. La austeridad es el denominador común en la mentalidad de nuestros abuelos de post-guerra. El postureo o la presunción son el denominador común en la mentalidad del nuevo-rico. ¿Qué fortuna / valores crees que prevalecerán en el tiempo?
Reivindican singularidad vía posesiones deficitarias. Casa en la playa y casa en la montaña. Inversión de 600.000 EUR para 15 días en verano. Si te quedan 40 años, te sale a 1.000 EUR por noche (sin incluir impuestos ni reparaciones). Podrías dormir en el Ritz de París y te sobraría dinero.
Las empresas juegan con el tamaño del logo para cubrir distintos segmentos de postureo. El pequeño suele ser más caro que el grande. Los ricos quieren destacarse entre otros ricos. Los aspirantes a ricos o wannabes (con menor poder adquisitivo) quieren contárselo a todo el mundo. Así abarcan todo el mercado de acomplejados.
Puedo seguir pero creo que lo has comprendido:
¡Que no gastes!
Mi percepción: si dejas que tus marcas hablen por ti es porque no tienes nada interesante que decir. Antes de buscar una respuesta, replantéate la pregunta. No hay un problema de falta de compromiso; el problema es la falta de curiosidad, el problema es la falta de autenticidad. ¿Cómo vivirías tu vida si nadie creyera en ti? Libérate de la prisión que representan las expectativas de los demás, deja de modificar comportamientos para ajustarte a esa imagen.
Cómprate el Rolex más barato para recordarte que eres el amo del universo. Vive con poco, el dinero compra tranquilidad. Te venden el lujo desde tus inseguridades de clase media. Te gusta ser visto con un BMW más de lo que te gusta conducirlo. Competir en tamaño. Un juego en el que no puedes ganar. Siempre habrá alguien con un barco más grande. Activos y pasivos. Padre rico, padre pobre. Un billonario no busca validación. Ahorra, ganarás seguridad [real] en ti mismo. Ahorra, comprarás tu libertad con dinero en el banco.
La gente feliz no consume.
AUTOR: Joan Tubau
FUENTE: Medium