Lograr que los empleados lleven una buena relación, permite establecer metas comunes
y lograr un alto desempeño para la empresa.
Cuando se habla de productividad, los números son los que imperan; sin embargo, ¿qué tanto afectan las relaciones interpersonales de los empleados el desempeño de la empresa? Estudios revelan que 80% de las empresas no sobreviven al segundo año de operaciones debido a la falta de compromiso por parte de los empleados.
Cualquier meta que se quiera alcanzar depende de la disposición y voluntad de los demás y de la responsabilidad que quieran asumir; no es posible realizar todo solo así que es fundamental sembrar la semilla del compromiso en cada empleado; es decir, lograr que se pongan la camiseta empezando con cuatro actitudes.
La pregunta radica entonces en cómo generar relaciones de calidad para establecer metas comunes y lograr un alto desempeño. Para Eduardo Lan (consultor en temas de transformación organizacional, liderazgo, clima laboral y renovación cultural) la mayor parte de la gente no se da cuenta de que está ensimismada, enfocada en su propia persona y que hasta olvida la necesidad de crear relaciones con los demás. La clave está en sacarlo de esa burbuja. ¿Cómo? Combatiendo las suposiciones que la mayor parte de la gente tiene cuando llega a un lugar de trabajo:
⦿ Yo no vengo a hacer amigos;
⦿ Las relaciones no generan resultados, son acciones de convivencia;
⦿ Si genero relaciones la gente se va aprovechar de mí; y
⦿ Para entablar relaciones necesito mucho tiempo y tengo mucho trabajo.
De lo que las personas no se dan cuenta es que vivimos en un mundo de relaciones en donde proveedores, empleados, colaboradores y jefes, nos guste o no, prefieren trabajar y hacer negocios con aquellos que son amigables, que notablemente se interesan más por ellos y les proveen valor primero, antes de solicitárselos. De eso se tratan las relaciones de calidad.
Si bien es cierto que se requiere una consultoría para que los expertos le muestren a los empleados la importancia de conocer al otro, se recomienda seguir estos tres principios:
1. Sea amigable:
No se trata de platicar con cualquier persona que se encuentres en el pasillo. Lo que importa es mostrarse atento, dar un saludo amable, estar siempre disponible para consultas o brindar la posibilidad de crear una cita cuando esté muy ocupado. Esto les muestra a los demás que los aprecia y que valora su contribución.
2. Interésese realmente por la otra persona:
Toda persona tiene problemas y dificultades para crear relaciones; así, puede tomar la iniciativa e interesarse auténticamente por lo que ocurre con los demás: su estado de ánimo, salud, o si se siente a gusto con las actividades laborales que desempeña. De esta forma usted puede generar la percepción en los demás de que está realmente interesado por ellos y por su trabajo, podrá darse cuenta de cómo funciona cada persona de su equipo de trabajo y hacer los cambios necesarios.
3. Involúcrelos activamente en la conversación y/o proyecto:
Solicite opiniones y puntos de vista; no se cierre a recibir críticas sobre su forma de operar o administrar. Su equipo de trabajo puede ayudarle a ver puntos ciegos que probablemente antes no había notado.
Aplicar con honestidad estos puntos le permitirá ofrecer algo de valor a los compañeros para dejar de hacerles sentir que únicamente nos acercamos para pedir reportes o resultados. Por ejemplo, un simple “¿qué tal estuvo tu fin de semana?” es suficiente para entrar en contacto con el otro antes de empezar una junta. Empresas transnacionales trabajan con este modelo y han logrado resultados espectaculares.
AUTOR: Griselda Barrera Ortega
FUENTE: Alto Nivel México